Se les dice:
La fé muy difícil es cuando depende de lo que la
mente dice. La fé da lugar sólo si el corazón habla. Somos seres maduros cuando
oímos el llamado del corazón.
Saber oir al corazón es muy importante.
Hoy comienzo a ayudar a que la mente y el corazón
estén unidos.
Dejen que la mente se calme con oración. Calmen la
mente.
Cuando sientan que la mente se ha silenciado apoyen
la mano derecha sobre el corazón. Muy lentamente comenzarán a percibir los
latidos.
Ha de comenzar el movimiento interno.
Sólo modifiquen el ritmo de la respiración haciendo
que la respiración se serene.
Luego de unos minutos visualicen el cuerpo. Miren
internamente su propio cuerpo. Obsérvenlo. Sean observadores de su cuerpo.
Cuando lo hayan logrado concéntrense en la cabeza. Miren como da movimiento. No
traten de cambiar la imagen . Sólo observen. Miren.
Luego concéntrense en el pecho. Alli traten de
visualizar el corazón. Miren. Observen. Sientan.
Paso a paso hagan este ejercicio de percepción y
observación.
Sólo perciban.
Sólo observen sin juzgar lo que vean.
Cada día hagan esto durante unos minutos. La mirada
interna es muy importante.
Si lo desean pueden escribir lo que vayan
observando.
¡Paz y Amor!