Voy a hablar hoy de tomar el Sendero Espiritual.
Dice el caminante: “Más solo que nunca me siento. Dejé todo aquello que me hacía feliz”
Dice el Maestro: “¿Dónde está la felicidad?”
La boca responderá: “Nadie lo sabe.”
El Maestro dirá: “ Pues sí. La felicidad está en tu modo de mirar el camino.”
Vivimos tomando pacíficos y volcánicos senderos. Perdemos el total mirar. Vemos sólo aquello que todo lo ocupa: lo cotidiano.
¿Dónde está la felicidad?
Cuando decidimos recorrer el Gran sendero pedimos regresar a todo aquello que caos daba. ¿Pero de qué sirve comenzar el mediocre camino una vez más cuando ya no se es el mismo?
Será entonces tiempo de decidir quienes somos en realidad.
Nadie se conoce realmente.
Todos se ven según la mirada de los otros.
Decidir dar el primer paso en el Gran Sendero es decidir conocernos realmente. Para eso debe el caos empezar a moderarse.
La constante actividad caos da a nuestro corazón.
Movemos todo a nuestro alrededor y nada de nuestro interior permitimos que se mueva.
Sólo al comenzar calmando lo cotidiano el Sendero se puede comenzar a recorrer.
Cuando esto sucede, la conocida manera de vivir ya no se ve como se veia. La vida toma otra dimensión. El cambio ha comenzado.
Sentirse solo es algo que todos experimentan al recorrer el Gran Sendero pero SEA EL CAMINANTE VALIENTE PUES AUN MAYOR SERÍA SU SOLEDAD SI EL MOVIMIENTO INTERNO SE DETUVIERA Y DECIDIERA REGRESAR A LO QUE ANTES ERA SU VIDA.
Se toma la decisión de comenzar a recorrer este sendero cuiando el corazón tiene sed de Luz.
¡DEN LUZ A SUS CORAZONES Y SERÁ EL CAMINO LA FELICIDAD QUE TANTO ANHELABAN!
